La mujer ocupa un lugar de gran importancia en el mundo celta hasta el mundo de que dioses y héroes reciben, en muchas ocasiones, el nombre materno. Madres, esposas, hermanas, amigas y amantes, también sabían luchar en la batalla; entendían de leyes, dirigían hogares, trabajan el campo, se experimentaban en la lucha; conocían las ciencias de la magia, la poesia y la escritura . Su situación era de igual a igual, respecto al hombre, en la sociedad celta, una característica que recuerda mucho a la posición de la mujer en el antiguo Egipto, muy similar al caso de las mujeres celtas. Se confiaba mucho en sus conocimientos del mundo natural, con independencia de la indiscutible sabiduría druídica; no tenían tabúes en el campo de la sexualidad y defendían a sangre y fuego a su pueblo en caso de ser atacados por algún enemigo. La multiplicidad de diosas que cuenta el mundo celta demuestra la importancia de la mujer en su sociedad, sin robarle la suya a los varones. En el caso del origen de los Tuatha Dè Dannae, se les conoce como los hijos de la diosa Danu. Los hijos de la diosa DANA. En todas las cultura precélticas indoeuropeas el papel de las diosas-madre fue básico. Las primeras diosas madre simbolizaron la fuerza de la tierra para cubrir las necesidades de los seres humanos; concedía fertilidad, acompañaban a los hombres en su soledad, les sanaban en caso de mala salud.
El Sanas Cormaic irlandés la llama ANA a DANA. En Killarney, Munster, se elevan dos colinas a las que se les dio el nombre de Da Chích Anann o “los dos pechos de Ana”, en alusión a su tarea nutricia. La propia Irlanda fue llamada îat Anann. Eb muchos monumentos megalíticos suelen representarse sus atributos: el hacha, que representa la autoridad sacrificial; el cayado de pastor, como guía y la serpiente, como fuerza fecundadora. También hay en sus cercanías animales con cuernos como ciervos, vacas, toros, bueyes, carneros, al ser tribus que conseguían buena parte de su alimento con la caza. Los Tuatha recibieron a esta diosa madre Dana, o Ana, como herencia de otras culturas más antiguas, extendiéndose luego por todo el mundo celta.
Los celtas conservaron, pese a su arrolladora masculinidad y una organización básicamente patriarcal, una indiscutible devoción haia Dana, la dama de los dólmenes, como madre de todos los dioses. Los relatos populares la consideran como reina de las hadas, de los enanos o korrigans, a cuyo cuidado estaban confiadas enormes riquezas subterráneas. La consideraban, en resumen, la gran regidora de un inframundo misterioso y, en ocasiones, hasta mortal. Hay quien dice que era esa anciana de aspecto terrible, hechicera implacable pero también bienhechora que no desdeñaba echar una mano a quienes lo necesitaban, si demostraban que tenían buen corazón. La diosa madre pasó a llamarse, tras la cristianización, Santa Ana, la madre de la Virgen María, mateniendo su antiguo prestigio como diosa de la fertilidad, y protectora bajo los auspicios de la luna. Los gaélicos la bautizaron con los nombres de Brigantia y Gwen.
J. García Font señala en su libro “El legado celta” que en sánscrito Anna significa alimento y “ann” aliento, respiración, luego Anna significaría alimento vital. “En el mundo celta el pueblo de Ana, los anaón, son los que han dejado de respirar; los muertos, la gente del más allá, los que habitan los túmulos. También el nombre de Rhianonna deriva de un regena-ana-ona, es decir, “una reina de los anaón”, de modo que curiosamente Ana es Rhianona y ésta se nos muestra como la dama que protege a los vivientes y tiene en cuenta a los fallecidos”.
MATRONAS
Tanto en Gran Bretaña como en la antigua Germania era muy habitual la presencia de tres diosas juntas, en una. Se cree que es una costumbre precéltica. Aparecen representadas con frutos o bien con cuernos de abundancia. A veces la del medio lleva en sus rodillas un neonato para reforzar su importancia en el culto doméstico. Algunos de los monumentos a las tres damas están cerca de fuentes termales, lo que permite relacionar a la triple diosa con la salud. Con el tiempo se convertirán en hadas y se les llamará mamau o famau. En ocasiones asumieron el indicativo de diosas de la medicina y de la curación. Hay que recordar en este campo la famosa tríada irlandesa: ERIU, FLOTA Y BANBHA, o el trío formado por BODBH, MACHA Y MORRIGANE, diosa única dotada con tres aspectos diferentes.
Para los celtas el numero tres era especialmente sagrado.
MACHA, LA PELIRROJA
Muestra una condición dominadora y es vestigio de la época en que imperaba el matriarcado en Irlanda, que desapareció con el paso del tiempo. Su historia es la que sigue: Tres monarcas había establecido reinar entre si durante siete años en Irlanda. Uno de ellos, Aed Ryad, murió antes de acabar su periodo y su mujer, Macha Pelirroja, reclamó el trono de Irlanda. Los soberanos Cimbaeth y Dithorba se opusieron. Hubo guerra y Macha venció y reinó.
MORRIGANE
Cabe recordar que, en la fiesta de Samauhin o samain, que tiene lugar el primer día de noviembre, se producía la “unión” entre el dios Dagda y la diosa Morrigu, señora de los espectros, quien le dio a su amante las indicaciones necesarias para derrotar a los fomore. Esta unión, expresa la importante relación que existía entre sexualidad y fecundidad para los celtas, por ello las celebraciones que tenían lugar este día eran de un marcado carácter agrícola. Dagda halló a Morrigu cuando esta se bañaba en el río Unius e hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como “lecho del amor”.
CERRIDWEN:
La diosa del cereal, era protectora de poetas y artesanos. Su culto garantizaba buenas cosechas. La etimología de su nombre indica su color blanco, “wen”, y “cerdd”, que en irlandés y galés significa “beneficio”. En Cataluña puede verse una derivación de su nombre en la “sardana”, su danza típica, así como en la toponimia del valle de la Cerdaña. Es la diosa de la cebada y también era conocida como Albina, la protectora de Gran Bretaña. Al ser una diosa antigua, coautora de la creación, diseñada en los albores de la Edad de Bronce, su huella se encuentra en diversos pueblos indoeuropeos: por ejemplo fue Danae, diosa de la agricultura de los aqueos danaenos; Leucipa, la diosa yegua blanca o Io, la fecunda diosa vaca de los jonios. Para los irlandeses era, ante todo, una diosa de fecundidad y madre de dioses. También era protectora de poetas y regente de la función intelectual, además de diosa de algunos oficios como la herrería, la forja y la medicina. Una vez cristianizada Irlanda, algunos expertos señalan que Cerridwen pasó a convertirse en Santa Brígida, su patrona, consagrada en la Abadía de Kildare.
ADARTIA: Realmente esta diosa tiene, en conjunto, características parecidas a Cerridwen, aunque también tiene otras que la distinguen. Artia o Adartia, hay quien sostiene que su nombre hace referencia a las tierras de cultivo, la piedra y los osos. Era diosa de las aguas, de la tierra y de estos animales, uniendo en si la potencia del mundo acuático, la fecundidad del mundo vegetal y la fuerza animal del oso. De hecho en Suiza se encontró una estatua donde se la representa debajo de un árbol, frente a un oso y con una copa y frutos en sus manos.
MADB. También conocida como Maeve o Meb. Sobre ella se habla ampliamente en el capítulo del Ulster, -en los primeros capítulos de esta serie sobre mitología-, y también se refiere su otra leyenda como la primera de las hadas.
DEVA: Diosa de los ríos celtas, a los que en muchas ocasiones y lugares se le daba este nombre.
SIRONA: Diosa de las aguas termales que, además, enlaza cielo y tierra
ÁINE: Hija del dios del mar Manannán. Pese a su origen marino, es una diosa del cielo que viaja por el espacio.
ARIANRHOD: La dama de la luna, “rueda de plata”. Es hija de Dôn y hermana de Amaethon y Gwyddyon, con quien mantiene relaciones incestuosas de las que nacen dos hijos: Dylan Eil Tôn y Lleu Llaw Gyffes. Abandona el primero y no reconoce al segundo, al que maldice. Pero Gwyddyon consique contrarrestar esta maldición. Representa a la mujer que rechaza la maternidad. La expresión Kaer Arianrod designa a la constelación Corona Boreal.
BRIGANTIA o BRIGIT:
EPONA:
Se cree que era una diosa que no sólo protegía a los caballos sino también a los ejércitos pues un buen número de sus representaciones aparece allá donde hubo zonas ocupadas por los soldados de caballería, de ahí que se la considere su patrona. Su fiesta se celebraba el 25 de diciembre. Se la representa sobre un caballo o un asno; o bien ante varios caballos, o incluso medio tendida, desnuda, sobre un caballo. Porta un cuerno de abundancia y a veces incluso junto a ella aparece un perro. De igual modo se la consideraba protectora de quienes van al mas allá por ser ambos animales relacionados con el reino de los difuntos.
RHIANONA:
Es una variante de Epona. Era una divinidad de los cimbrios. Al contrario que Epona, no era tan benevolente y, aunque conducía a las almas hacia el más allá, aquellos que accedía a su invitación de subir a su grupa para hacer el camino, ya nunca más regresaban. En ella aparecen dos aspectos contrarios: por un lado es la amazona inalcanzable, y por lo tanto nadie la alcanza jamás si intenta ir en su dirección, por otro resulta que invita al caminante a que monte para llevarlo consigo. A veces se la representa, además de junto o sobre el caballo, con dos pájaros: uno provocaba el gozo y, el otro, el olvido. Los expertos creen que se refiere a los efectos de alguna planta adormidera pues, según se dice de la diosa, hacía adormecer a los vivos, como si estuviesen muertos, y a los muertos los hacía revivir. También era una manifestación más de la Diosa Madre.
BELISAMA
La resplandeciente, la que parece una llama. Según los romanos era la señora del fuego y de sus mágicos influjos. En su honor, como en el caso de Brigit, se mantenía siempre encendida una llama.
ROSMERTA:
La diosa de la abundancia. Es la gran proveedora. Se la suele representar portando el cuerno de la abundancia y hasta con una bolsa llena de objetos.
LAS MUJERES DEL SID: Son mensajeras de los dioses. Su sexo es femenino y pueden transformarse en cisnes. La palabra Sid significa paz y se refiere “al otro mundo” en diversas formas: en las entrañas de la tierra, en maravillosos palacios de cristal y luz; en hermosas islas perdidas en mitad del océanos, es un reino de felicidad donde las palabras “mal” o “sufrimiento” no existen. En la tradición gaélica tienen diferentes nombres: Tir na n-Og “tierra de los jóvenes; Mag Meld “llanura del placer”; Tir na m-Beo “Tierra de la vida”; Tir Tairngire, “tierra de la felicidad”; Mag Mor “la gran llanura”; Tir Aill “el otro mundo” o Tir na m-Bân “tierra de las mujeres”. Todos estos “paraísos” se encontraban realmente en uno que los bretones sitúan en la Isla de Avalon, o isla de las Manzanas, fruta símbolo del conocimiento y la sabiduría.
Si quieres información sobre nuestras Visitas a Glastonbury, lugar físico del etérico AVALON, puedes mirar en este enlace:
Mezclas Diosas de tribus diferentes. Por ejemplo Cerridwen es una Diosa celto-galesa no Irlandesa como tu diste a entender. También hubiese sido adecuado mencionar a Dôn la contraparte galesa de Danu. El error es pensar que solo los celtas de Irlanda son los que lograron trascender considerando que los celtas fueron trisbuidas en toda Europa.
ResponderEliminar